
Llevo casi una eternidad en este lugar, casi muero sin tener algo grandioso que contar, sin embargo fue aquí donde aprendí a volar. “Una enfermedad no hay otra explicación” solían decir mientras observaban mi comportamiento al caminar, no puedo evitarlo, me es aterrador poner un pie sobre la separación del asfalto.. Decidieron, entonces desterrarme a un sanatorio, mis más apocalípticos sueños desembarcaron en mí, en cuanto me percate de que las cerámicas no contenían un pie, ¡Eran demasiado pequeñas!, con fuerza sobre humana me desligué de mis centinelas, un sedante y ,supongo, una camilla me llevaron a mi nuevo lecho, en cuanto desperté mis ojos se clavaron al piso, allí estaban esas minúsculas teselaciones, no quería imaginar el momento en que vinieran por mi y me extirparan de la camilla, mientras meditaba en esto, dos hombres se apoderaron de mí, luche pero no pude omitir a los gladiadores de blanco, salte sin dirección, sin razonar, cuando me vi lentamente en dirección al suelo, creí moriría, sentí el alma azotarse contra el cuerpo, querer escapar pero no poder, cuando el impacto era inminente una energía proveniente de mis horrores me suspendió en el aire, los hombres impactados ante tal evento quedaron como inertes, como si sus baterías hubiesen sido desconectadas, flote, mi pavor me hizo despegar, hoy puedo decir con propiedad que soy el único humano que viaja entre brisas celestiales.
Yo si puedo
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