27/11/09

.............................Pausa

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Había tomado el poder de este mundo por completo, había decidido poner ancla a nuestro planeta, este planeta que flotaba en el vacío, solitario, ató con cadenas el mar y la tierra, y detuvo nuestra orbita absolutamente.
Construyó alrededor de nuestro mundo castillos de inimaginable envergadura, con cruces en el ápice de los techos, existían corredores entre cada una de las torres, esta edificación era la responsable de la esclavitud de la tierra, junto a la magna puerta, un río de aguas celestes bajaba hasta el infinito, bordeado por una franja de iluminados pastos, este río era el ancla que tenía sus cimientos por allá donde termina el universo.
Las calles de la gran ciudad estaban tristes, apagadas, sin vida, la alegría estaba oculta en los confundidos pensamientos de las mentes, el dinamismo de la existencia había caducado, los relojes ya no giraban, el tiempo se había detenido, y por ende la muerte era lejana para todos, y desde ese momento los segundos, las horas, los días, los años, habían perdido completamente el sentido, habían dejado de existir como concepto, no podían ser concebidos en pensamientos. Caminar, respirar, incluso amar, había dejado de ser importante, porque no había un mañana, no había nada que perder, ni nada que ganar, porque el infinito nos alcanzo, la eternidad que tanto buscamos nos atrapó, nos acurruco en sus brazos y dormimos, anestesiados por el no-final.
Antes del estancamiento de nuestro mundo, cuando aún el tiempo tenía sentido, la humanidad comenzó sistemáticamente a prestar más atención a la metería y olvidó lentamente lo esencial, añoraba de tal forma la vida, temía y execraba a la muerte, estos síntomas fueron el preámbulo del desastre.
Él ser que escucho nuestras suplicas, y prestó atención a nuestra situación, tomó la decisión de concedernos lo que tanto ansiábamos, podría decir que pasaron los años, pero no representaría lo real de la situación ya que el tiempo no existía y no puedo aplicarlo, entonces la eternidad y el infinito serán nuestro leguaje, no-años no transcurrieron, y todo era igual, las mujeres ya no tenían la facultad dar vida, era un todo igual por siempre, y sé que no entiendes la palabra siempre, ya que aquí en este mundo si hay tiempo, pero los de la no-tierra si lo saben y muy bien, perfectamente.
Habíamos perdido mucho, había mucho que sin tiempo se nos había vedado, pero había algo que la humanidad nunca perdería jamás en ninguno de los tiempo o de los no-tiempos esa chispa de revolución que llevamos cada uno dentro, esa extraña contradicción que nos lleva a movernos, a hacer algo, algo que no podremos entender “jamás”, esta cualidad humano fue lo que salvó nuestra existencia.
Los mares, ríos, lagos, había cesado su movimiento, no fluían en ningún sentido, solo un río lo hacía, ese que estaba a un costado de la gran puerta. Briden era el nombre de quien en una época había anhelado la muerte, de una forma pura, sin maldad en el pensamiento, solo lo veía como un hito en esto que todos llaman vida, él en un as de esperanza, concibió la idea de que el río que fluye, trae consigo tiempo y existencia. Traspaso la gran puerta de forma ilegal, investigo el río durante algunas no-semanas, comentó su teoría, no-pronto la idea era masiva, Briden en tanto se adelanto a los demás, y se lanzó al río que había comenzado a ser llamado “tiempo”, cayó y comenzó a envejecer al instante, y la vida volvió a cobrar sentido para él. Al no-tiempo, los demás corrieron la misma suerte, el río guardo en secreto su destino. Cuando la no-tierra estuvo vacía, los relojes volvieron a girar y el ser que había pausado la tierra, camino hasta el río, se sentó en su orilla y dejo mojar sus pies, mientras las flores volvían a abrir sus pétalos al ritmo en que la tierra volvía a completar su elipse.

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