.
Abría la boca en dirección al cielo, claro esperando que cayera un poco de mermelada. Qué clase de humano se convence de que el cielo es de mermelada y espera de él bonanza. Jamás ha caído y no caerá.
De todas formas seguía con el tragadero hacia el cielo, no lograba comprender que había despertado y que el sueño del otro día, había sido, claramente, solo un sueño, sin embargo se esmeraba en mantener la esperanza viva, teniendo por sabido que a la salida del sueño se destruye cualquier forma de ilusión.
Mírame, no vez cuanto tiempo llevo aquí y no lanzas algo de tu festín, de esa perfección de la que tanto adulas, porque solo de iras me he alimentado, deja caer algo, finge que fue por error, finge como siempre lo has hecho.
Claro le aseguraron que de allá arriba venía lo bueno y se quedo esperando, pero ya ves. Al final es mejor plantar un durazno, sentarse en su copa y esperar a que sea lo suficientemente alto para rasgar con el propio dedo el firmamento.
10/12/09
..............................Geronimo
.
Si tan solo pudiera naufragar en ese caótico éxtasis, en esa melodía.
Qué imposible se vuelve, estar aquí sentado como si nada, como si eso que se oye fuese solo sonido. Me imagino que ese muñeco que toca ahora el piano, perdió el control de su existencia hace mucho, ya los dedos los debe tener arraigados en las blancas extremidades del cajón, y su cuerpo por completo posado en esa banquilla, va y viene, sube y baja, en su piel y sus infinitos cabellos se logra comprender la eternidad que lleva ahí sentado, no tan sentado, mas bien volando, de las fantasías lanzadas desde el corazón de este maravilloso piano se alimenta.
Soy el siguiente, me escogió, ya siento como cada pulsación me extrae un poco de alma, podría salir corriendo ahora mismo, me quedo aquí.
Si tan solo pudiera naufragar en ese caótico éxtasis, en esa melodía.
Qué imposible se vuelve, estar aquí sentado como si nada, como si eso que se oye fuese solo sonido. Me imagino que ese muñeco que toca ahora el piano, perdió el control de su existencia hace mucho, ya los dedos los debe tener arraigados en las blancas extremidades del cajón, y su cuerpo por completo posado en esa banquilla, va y viene, sube y baja, en su piel y sus infinitos cabellos se logra comprender la eternidad que lleva ahí sentado, no tan sentado, mas bien volando, de las fantasías lanzadas desde el corazón de este maravilloso piano se alimenta.
Soy el siguiente, me escogió, ya siento como cada pulsación me extrae un poco de alma, podría salir corriendo ahora mismo, me quedo aquí.
28/11/09
.........................Adiós o ¿debo saludar?
.
Como si fuese un ensayo de la despedida, mentirás. Quién dijo que sería un ensayo, quién dijo que este no sería el adiós de verdad, pues ya lo ves, este es el adiós.
He recibido una carta con carácter urgente, me la ha entregado ella (nadie mejor que ella) el problema radica en que viene desde el infierno. Y bien sabido es que desde allá pocas cosas son buenas (no olvidemos que errar es divino).
Se deja saber por obvio que al tocar el maligno sobre, mis dedos se consumirían, sin embargo, mis lágrimas fueron de la envergadura necesaria para aplacar la ardiente correspondencia. El contenido de cualquier forma llegaría otra vez a su mente, no olvidemos que el silencio no es para todos los demonios. Y un recuerdo es de los chismes favoritos de estos devoradotes de felicidad, si en verdad todo debe ocurrir, en verdad todo es sabido, todo.
De cualquier forma, esto es adiós, un adiós prematuro claro, pero adiós al fin.
¿Abro la ventana? Si la abro, miro de frente a la muerte, esa caja negra, tan negra que te eclipsa el alma, que te hace desaparecer, yo no sé por qué le temen tanto, si es más bien un favor que le hace a uno sacarlo de esta tierra (sin pedir permiso claro) .
Bueno deja ya tanta palabrería y despídete de una vez, Adiós. O ¿debo decir hola?
Un viento escandaloso agitó el mantel de la mesa haciendo bailar las copas que sobre el reposaban, lo curioso fue que no derramaron ni una gota del veneno que contenían.
Adiós. O ¿debo decir hola?
Y finalmente se tomó las copas, la noche pasó y lo metieron en la caja, se le eclipso el alma. Adiós.
Como si fuese un ensayo de la despedida, mentirás. Quién dijo que sería un ensayo, quién dijo que este no sería el adiós de verdad, pues ya lo ves, este es el adiós.
He recibido una carta con carácter urgente, me la ha entregado ella (nadie mejor que ella) el problema radica en que viene desde el infierno. Y bien sabido es que desde allá pocas cosas son buenas (no olvidemos que errar es divino).
Se deja saber por obvio que al tocar el maligno sobre, mis dedos se consumirían, sin embargo, mis lágrimas fueron de la envergadura necesaria para aplacar la ardiente correspondencia. El contenido de cualquier forma llegaría otra vez a su mente, no olvidemos que el silencio no es para todos los demonios. Y un recuerdo es de los chismes favoritos de estos devoradotes de felicidad, si en verdad todo debe ocurrir, en verdad todo es sabido, todo.
De cualquier forma, esto es adiós, un adiós prematuro claro, pero adiós al fin.
¿Abro la ventana? Si la abro, miro de frente a la muerte, esa caja negra, tan negra que te eclipsa el alma, que te hace desaparecer, yo no sé por qué le temen tanto, si es más bien un favor que le hace a uno sacarlo de esta tierra (sin pedir permiso claro) .
Bueno deja ya tanta palabrería y despídete de una vez, Adiós. O ¿debo decir hola?
Un viento escandaloso agitó el mantel de la mesa haciendo bailar las copas que sobre el reposaban, lo curioso fue que no derramaron ni una gota del veneno que contenían.
Adiós. O ¿debo decir hola?
Y finalmente se tomó las copas, la noche pasó y lo metieron en la caja, se le eclipso el alma. Adiós.
27/11/09
.............................Pausa
.
Había tomado el poder de este mundo por completo, había decidido poner ancla a nuestro planeta, este planeta que flotaba en el vacío, solitario, ató con cadenas el mar y la tierra, y detuvo nuestra orbita absolutamente.
Construyó alrededor de nuestro mundo castillos de inimaginable envergadura, con cruces en el ápice de los techos, existían corredores entre cada una de las torres, esta edificación era la responsable de la esclavitud de la tierra, junto a la magna puerta, un río de aguas celestes bajaba hasta el infinito, bordeado por una franja de iluminados pastos, este río era el ancla que tenía sus cimientos por allá donde termina el universo.
Las calles de la gran ciudad estaban tristes, apagadas, sin vida, la alegría estaba oculta en los confundidos pensamientos de las mentes, el dinamismo de la existencia había caducado, los relojes ya no giraban, el tiempo se había detenido, y por ende la muerte era lejana para todos, y desde ese momento los segundos, las horas, los días, los años, habían perdido completamente el sentido, habían dejado de existir como concepto, no podían ser concebidos en pensamientos. Caminar, respirar, incluso amar, había dejado de ser importante, porque no había un mañana, no había nada que perder, ni nada que ganar, porque el infinito nos alcanzo, la eternidad que tanto buscamos nos atrapó, nos acurruco en sus brazos y dormimos, anestesiados por el no-final.
Antes del estancamiento de nuestro mundo, cuando aún el tiempo tenía sentido, la humanidad comenzó sistemáticamente a prestar más atención a la metería y olvidó lentamente lo esencial, añoraba de tal forma la vida, temía y execraba a la muerte, estos síntomas fueron el preámbulo del desastre.
Él ser que escucho nuestras suplicas, y prestó atención a nuestra situación, tomó la decisión de concedernos lo que tanto ansiábamos, podría decir que pasaron los años, pero no representaría lo real de la situación ya que el tiempo no existía y no puedo aplicarlo, entonces la eternidad y el infinito serán nuestro leguaje, no-años no transcurrieron, y todo era igual, las mujeres ya no tenían la facultad dar vida, era un todo igual por siempre, y sé que no entiendes la palabra siempre, ya que aquí en este mundo si hay tiempo, pero los de la no-tierra si lo saben y muy bien, perfectamente.
Habíamos perdido mucho, había mucho que sin tiempo se nos había vedado, pero había algo que la humanidad nunca perdería jamás en ninguno de los tiempo o de los no-tiempos esa chispa de revolución que llevamos cada uno dentro, esa extraña contradicción que nos lleva a movernos, a hacer algo, algo que no podremos entender “jamás”, esta cualidad humano fue lo que salvó nuestra existencia.
Los mares, ríos, lagos, había cesado su movimiento, no fluían en ningún sentido, solo un río lo hacía, ese que estaba a un costado de la gran puerta. Briden era el nombre de quien en una época había anhelado la muerte, de una forma pura, sin maldad en el pensamiento, solo lo veía como un hito en esto que todos llaman vida, él en un as de esperanza, concibió la idea de que el río que fluye, trae consigo tiempo y existencia. Traspaso la gran puerta de forma ilegal, investigo el río durante algunas no-semanas, comentó su teoría, no-pronto la idea era masiva, Briden en tanto se adelanto a los demás, y se lanzó al río que había comenzado a ser llamado “tiempo”, cayó y comenzó a envejecer al instante, y la vida volvió a cobrar sentido para él. Al no-tiempo, los demás corrieron la misma suerte, el río guardo en secreto su destino. Cuando la no-tierra estuvo vacía, los relojes volvieron a girar y el ser que había pausado la tierra, camino hasta el río, se sentó en su orilla y dejo mojar sus pies, mientras las flores volvían a abrir sus pétalos al ritmo en que la tierra volvía a completar su elipse.
Había tomado el poder de este mundo por completo, había decidido poner ancla a nuestro planeta, este planeta que flotaba en el vacío, solitario, ató con cadenas el mar y la tierra, y detuvo nuestra orbita absolutamente.
Construyó alrededor de nuestro mundo castillos de inimaginable envergadura, con cruces en el ápice de los techos, existían corredores entre cada una de las torres, esta edificación era la responsable de la esclavitud de la tierra, junto a la magna puerta, un río de aguas celestes bajaba hasta el infinito, bordeado por una franja de iluminados pastos, este río era el ancla que tenía sus cimientos por allá donde termina el universo.
Las calles de la gran ciudad estaban tristes, apagadas, sin vida, la alegría estaba oculta en los confundidos pensamientos de las mentes, el dinamismo de la existencia había caducado, los relojes ya no giraban, el tiempo se había detenido, y por ende la muerte era lejana para todos, y desde ese momento los segundos, las horas, los días, los años, habían perdido completamente el sentido, habían dejado de existir como concepto, no podían ser concebidos en pensamientos. Caminar, respirar, incluso amar, había dejado de ser importante, porque no había un mañana, no había nada que perder, ni nada que ganar, porque el infinito nos alcanzo, la eternidad que tanto buscamos nos atrapó, nos acurruco en sus brazos y dormimos, anestesiados por el no-final.
Antes del estancamiento de nuestro mundo, cuando aún el tiempo tenía sentido, la humanidad comenzó sistemáticamente a prestar más atención a la metería y olvidó lentamente lo esencial, añoraba de tal forma la vida, temía y execraba a la muerte, estos síntomas fueron el preámbulo del desastre.
Él ser que escucho nuestras suplicas, y prestó atención a nuestra situación, tomó la decisión de concedernos lo que tanto ansiábamos, podría decir que pasaron los años, pero no representaría lo real de la situación ya que el tiempo no existía y no puedo aplicarlo, entonces la eternidad y el infinito serán nuestro leguaje, no-años no transcurrieron, y todo era igual, las mujeres ya no tenían la facultad dar vida, era un todo igual por siempre, y sé que no entiendes la palabra siempre, ya que aquí en este mundo si hay tiempo, pero los de la no-tierra si lo saben y muy bien, perfectamente.
Habíamos perdido mucho, había mucho que sin tiempo se nos había vedado, pero había algo que la humanidad nunca perdería jamás en ninguno de los tiempo o de los no-tiempos esa chispa de revolución que llevamos cada uno dentro, esa extraña contradicción que nos lleva a movernos, a hacer algo, algo que no podremos entender “jamás”, esta cualidad humano fue lo que salvó nuestra existencia.
Los mares, ríos, lagos, había cesado su movimiento, no fluían en ningún sentido, solo un río lo hacía, ese que estaba a un costado de la gran puerta. Briden era el nombre de quien en una época había anhelado la muerte, de una forma pura, sin maldad en el pensamiento, solo lo veía como un hito en esto que todos llaman vida, él en un as de esperanza, concibió la idea de que el río que fluye, trae consigo tiempo y existencia. Traspaso la gran puerta de forma ilegal, investigo el río durante algunas no-semanas, comentó su teoría, no-pronto la idea era masiva, Briden en tanto se adelanto a los demás, y se lanzó al río que había comenzado a ser llamado “tiempo”, cayó y comenzó a envejecer al instante, y la vida volvió a cobrar sentido para él. Al no-tiempo, los demás corrieron la misma suerte, el río guardo en secreto su destino. Cuando la no-tierra estuvo vacía, los relojes volvieron a girar y el ser que había pausado la tierra, camino hasta el río, se sentó en su orilla y dejo mojar sus pies, mientras las flores volvían a abrir sus pétalos al ritmo en que la tierra volvía a completar su elipse.
6/11/09
.......................El ultimo sueño
.
Su penúltimo sueño, si es que así se le puede llamar a esa vorágine de imágenes y sonidos difusos, era para él, sin duda alguna, el presagio perfecto, un augurio sin precedentes en su vida. Más que una perfecta silueta de lo real, este mortífero escándalo cerebral había causado en él un estruendo, tanto en lo corporal como en el plano de las emociones, ahora sabía lo que todos sabemos, pero de una forma distinta, digamos un poco más certera. Cuando vio abiertas las puertas del hospital trompetas anunciaron su presencia, nadie le salio al paso, esto lo confundió un poco más de lo normal, siempre estuvo confundido, tanto conciente como soñando, las cosas se movían similares a un péndulo, llamó más su atención el tono vetusto de la escena, como sucio, un tanto apagado, totalmente contradictorio a la habitual pureza iluminada de lugares como aquel. Entonces los doctores llamaron al único paciente del enorme recinto, el grupo de albinos seres, se sentaron alrededor de él, lo miraban por la rendija que dejaban las mascarillas y gorros, parecían preparados para operar al instante, bisbiseaban frenéticamente, daba la impresión de que él estaba siendo juzgado y pronto ellos lanzarían su sentencia.
Morirá, dijeron cada uno de los miembros del grupo simultáneamente, retumbó en él el áspero sonido de sus voces, luego unos silencios rondaron el lugar. Él no sabía muchas cosas, sin embargo, siempre supo que moriría, ¿no es acaso lo único que sabe el hombre sin titubeos? Entonces como si leyeran su mente, los doctores se pusieron en pie, uno de ellos se aproximo, y dijo: cierto muy cierto, la humanidad entera es conciente del óbito que los persigue y que jamás podrán esquivar, cierto muy cierto, es también que morirás la próxima vez que sueñes, diciendo esto dio media vuelta volvió a su sitio, todos simétricamente tomaron asiento una vez más, lo miraron y en un festín de voces dijeron, cierto muy cierto.
Él nunca fue esclavo de ese miedo infructífero a la muerte, sin embargo aquella profecía lo mantenía reflexivo, los primeros días tras la declaración le fue imposible cerrar los ojos, no pretendía morir, así fueron tres días, el cuarto le fue imposible seguir en aquel adormecido estado, durmió. No soñó, no murió. Millones anhelan la noche en busca de sueños, fantasías oníricas, placeres ocultos, sin embargo, él temía a esta imaginación nocturna, porque comenzó a creer profundamente en que los sueños eran parte de la realidad, y de que la advertencia que le fue hecha era real absolutamente cierta, cierta muy cierta.
El equipo medico hacía esfuerzos sobre humanos para tratar de entender el extraño estado en el cual se encontraba el muchacho, hacía ya mucho que había caído en un coma de extrañas características, daba la impresión de que solo estaba tomando una siesta, de que en cualquier momento despertaría pero no lo hacía, estaban todos alrededor de la camilla vociferando algunas hipótesis incompletas, entre tanta palabrería y excitación resulto imposible encontrar la causa de la extraña afección, coincidieron en un solo punto cuando uno de ellos dijo: este es el caso más enigmático de mi carrera, y todos dijeron, cierto muy cierto.
Lo que sucedió será algo que aquel equipo medico nunca logrará entender. Él paciente, es decir, nuestro protagonista, había desarrollado de alguna forma muy extraña la capacidad de soñar indefinidamente, pero no fue él quien logró que esto sucediera, sino que fue el temor desmedido que infundió en él el oráculo del que fue victima. Él se quedó allá en un sueño cerca de un sol lejano, tenía una pequeña casita a un costado de la lluvia, y desde su ventana se podían ver las tres lunas que giraban en torno a una montaña, en la cual se encontraba el hospital, una gran construcción con un grupo de médicos preparados para atender a su único paciente.
Él soñó eternamente y eso es; cierto muy cierto.
Su penúltimo sueño, si es que así se le puede llamar a esa vorágine de imágenes y sonidos difusos, era para él, sin duda alguna, el presagio perfecto, un augurio sin precedentes en su vida. Más que una perfecta silueta de lo real, este mortífero escándalo cerebral había causado en él un estruendo, tanto en lo corporal como en el plano de las emociones, ahora sabía lo que todos sabemos, pero de una forma distinta, digamos un poco más certera. Cuando vio abiertas las puertas del hospital trompetas anunciaron su presencia, nadie le salio al paso, esto lo confundió un poco más de lo normal, siempre estuvo confundido, tanto conciente como soñando, las cosas se movían similares a un péndulo, llamó más su atención el tono vetusto de la escena, como sucio, un tanto apagado, totalmente contradictorio a la habitual pureza iluminada de lugares como aquel. Entonces los doctores llamaron al único paciente del enorme recinto, el grupo de albinos seres, se sentaron alrededor de él, lo miraban por la rendija que dejaban las mascarillas y gorros, parecían preparados para operar al instante, bisbiseaban frenéticamente, daba la impresión de que él estaba siendo juzgado y pronto ellos lanzarían su sentencia.
Morirá, dijeron cada uno de los miembros del grupo simultáneamente, retumbó en él el áspero sonido de sus voces, luego unos silencios rondaron el lugar. Él no sabía muchas cosas, sin embargo, siempre supo que moriría, ¿no es acaso lo único que sabe el hombre sin titubeos? Entonces como si leyeran su mente, los doctores se pusieron en pie, uno de ellos se aproximo, y dijo: cierto muy cierto, la humanidad entera es conciente del óbito que los persigue y que jamás podrán esquivar, cierto muy cierto, es también que morirás la próxima vez que sueñes, diciendo esto dio media vuelta volvió a su sitio, todos simétricamente tomaron asiento una vez más, lo miraron y en un festín de voces dijeron, cierto muy cierto.
Él nunca fue esclavo de ese miedo infructífero a la muerte, sin embargo aquella profecía lo mantenía reflexivo, los primeros días tras la declaración le fue imposible cerrar los ojos, no pretendía morir, así fueron tres días, el cuarto le fue imposible seguir en aquel adormecido estado, durmió. No soñó, no murió. Millones anhelan la noche en busca de sueños, fantasías oníricas, placeres ocultos, sin embargo, él temía a esta imaginación nocturna, porque comenzó a creer profundamente en que los sueños eran parte de la realidad, y de que la advertencia que le fue hecha era real absolutamente cierta, cierta muy cierta.
El equipo medico hacía esfuerzos sobre humanos para tratar de entender el extraño estado en el cual se encontraba el muchacho, hacía ya mucho que había caído en un coma de extrañas características, daba la impresión de que solo estaba tomando una siesta, de que en cualquier momento despertaría pero no lo hacía, estaban todos alrededor de la camilla vociferando algunas hipótesis incompletas, entre tanta palabrería y excitación resulto imposible encontrar la causa de la extraña afección, coincidieron en un solo punto cuando uno de ellos dijo: este es el caso más enigmático de mi carrera, y todos dijeron, cierto muy cierto.
Lo que sucedió será algo que aquel equipo medico nunca logrará entender. Él paciente, es decir, nuestro protagonista, había desarrollado de alguna forma muy extraña la capacidad de soñar indefinidamente, pero no fue él quien logró que esto sucediera, sino que fue el temor desmedido que infundió en él el oráculo del que fue victima. Él se quedó allá en un sueño cerca de un sol lejano, tenía una pequeña casita a un costado de la lluvia, y desde su ventana se podían ver las tres lunas que giraban en torno a una montaña, en la cual se encontraba el hospital, una gran construcción con un grupo de médicos preparados para atender a su único paciente.
Él soñó eternamente y eso es; cierto muy cierto.
26/10/09
.......................La sublime existencia
.
Me parece un tanto incierto el destino que propino la vida a este par de enamorados, tal vez fue su excesiva pasión, quién sabe.
Lo cierto es que entre ellos existía un extraño magnetismo, como si un alma estuviese en dos cuerpos, como si cada extremo corriera desesperado para volver a la unidad, y no es tan solo en el pensamiento esta enajenada necesidad, sino que sus cuerpos corrían la misma suerte. Estamos hablando de magnitudes incomprensibles para los humanos comunes.
La ausencia del otro provocaba una insana sensación de desvanecimiento en el cuerpo, desde el pecho se desprendía un trozo de sí, esto provocaba una perdida de energía horrible casi hasta el desmayo, la situación se tornaba peligrosa cuando la distancia era prolongada, como si un engranaje del universo saliera perdido sin sentido, entonces el desastre era colectivo, pero todo esto sucedía dentro de un hombre.
Los pensamientos eran corrompidos sin la más minima sutileza, la imagen del otro se incrustaba en el centro, justo ahí donde toda idea comienza, fluido carmín rodeaba la presencia imaginaría.
El remedio era suplicarle al sol que cruzará el cielo más rápidamente, gritarle que no debía tardar en aparecer una vez más, entonces así se unían como en la más oculta de las confabulaciones, hacían desaparecer el aire, la tierra, la raza humana por completo, y estaban ahí los dos, entre la nada y el todo.
Justo en medio de lo real y lo imaginario, ocurrió.
En el último de sus encuentros, fue donde la desequilibrada necesidad del nexo hizo estragos, el torbellino que los envolvía les quemaba la piel, la asfixia era tal que no dejaba espacio para la respiración, aire que no necesitaban, estaban los dos qué más hacía falta. Los cuerpos en una sola amalgama de delirio se entrelazaban sin dejar lugar al descanso, rompían con el tiempo y las leyes de la física, ya no tenían ojos veían con el alma, con el cuerpo, con los labios, tal vez tardaron una eternidad, pero sus cuerpos se consumieron, se desgarraron, se frotaron hasta no dejar rastro de alguno de ellos, como el mejor de los crímenes de la historia, ni una huella de su existencia, se unieron en tal forma que dejaron el simple ser y se distorsionaron hasta la sublime existencia, esa incorpórea, que permanece en la gloría eternamente.
Me parece un tanto incierto el destino que propino la vida a este par de enamorados, tal vez fue su excesiva pasión, quién sabe.
Lo cierto es que entre ellos existía un extraño magnetismo, como si un alma estuviese en dos cuerpos, como si cada extremo corriera desesperado para volver a la unidad, y no es tan solo en el pensamiento esta enajenada necesidad, sino que sus cuerpos corrían la misma suerte. Estamos hablando de magnitudes incomprensibles para los humanos comunes.
La ausencia del otro provocaba una insana sensación de desvanecimiento en el cuerpo, desde el pecho se desprendía un trozo de sí, esto provocaba una perdida de energía horrible casi hasta el desmayo, la situación se tornaba peligrosa cuando la distancia era prolongada, como si un engranaje del universo saliera perdido sin sentido, entonces el desastre era colectivo, pero todo esto sucedía dentro de un hombre.
Los pensamientos eran corrompidos sin la más minima sutileza, la imagen del otro se incrustaba en el centro, justo ahí donde toda idea comienza, fluido carmín rodeaba la presencia imaginaría.
El remedio era suplicarle al sol que cruzará el cielo más rápidamente, gritarle que no debía tardar en aparecer una vez más, entonces así se unían como en la más oculta de las confabulaciones, hacían desaparecer el aire, la tierra, la raza humana por completo, y estaban ahí los dos, entre la nada y el todo.
Justo en medio de lo real y lo imaginario, ocurrió.
En el último de sus encuentros, fue donde la desequilibrada necesidad del nexo hizo estragos, el torbellino que los envolvía les quemaba la piel, la asfixia era tal que no dejaba espacio para la respiración, aire que no necesitaban, estaban los dos qué más hacía falta. Los cuerpos en una sola amalgama de delirio se entrelazaban sin dejar lugar al descanso, rompían con el tiempo y las leyes de la física, ya no tenían ojos veían con el alma, con el cuerpo, con los labios, tal vez tardaron una eternidad, pero sus cuerpos se consumieron, se desgarraron, se frotaron hasta no dejar rastro de alguno de ellos, como el mejor de los crímenes de la historia, ni una huella de su existencia, se unieron en tal forma que dejaron el simple ser y se distorsionaron hasta la sublime existencia, esa incorpórea, que permanece en la gloría eternamente.
15/10/09
Justo aquí
.
Porque el hombre fuerte ve más allá de mansión podrida, más allá del ápice de maldad, ese que con el conflicto ajeno debe volcarse para no sufrir, al que siente fuerte, ese que se que se maravilla y se destruye, porque él encuentra verdad en la realidad, porque él es sereno, porque logró comprender que su vida es más que la superficie, más que los pliegues de la cara y los pigmentos de la piel, se ama, y por ende disfruta dolor y placer del mismo modo.
Las lágrimas no son escasas en sus mejillas, y sus sonrisas hacen más lindo el sol, a veces se siente solo como perdido y algo nublado, es propio del humano. La nubosidad es inherente en nuestro camino, más que el día soleado, pero existe quien logra percatarse de que la nube no hace más que disfrazar el mismo rayo de sol que corre desesperadamente para impactar en nosotros, una verdad algo triste una verdad media mentira, solo basta saber que el sol no es precisamente eso que esta allí arriba ardiendo eternamente, sino esto que esta aquí, si justo aquí, aquí dentro.
Porque el hombre fuerte ve más allá de mansión podrida, más allá del ápice de maldad, ese que con el conflicto ajeno debe volcarse para no sufrir, al que siente fuerte, ese que se que se maravilla y se destruye, porque él encuentra verdad en la realidad, porque él es sereno, porque logró comprender que su vida es más que la superficie, más que los pliegues de la cara y los pigmentos de la piel, se ama, y por ende disfruta dolor y placer del mismo modo.
Las lágrimas no son escasas en sus mejillas, y sus sonrisas hacen más lindo el sol, a veces se siente solo como perdido y algo nublado, es propio del humano. La nubosidad es inherente en nuestro camino, más que el día soleado, pero existe quien logra percatarse de que la nube no hace más que disfrazar el mismo rayo de sol que corre desesperadamente para impactar en nosotros, una verdad algo triste una verdad media mentira, solo basta saber que el sol no es precisamente eso que esta allí arriba ardiendo eternamente, sino esto que esta aquí, si justo aquí, aquí dentro.
7/10/09
Un crudo perfil
.
Tan deteriorado como una esponja luego de mil lavados, se lanzó sobre el catre en busca de soledad y alguna forma de olvidar el agobiante dolor que ese día le regalo. El problema era que todos los días desde hace mucho pasaba esto y la solución es inexistente para él, quizás mientras divaga entre problemas y cansancio no logra pensar en alguna forma del salir del embrollo, pero de alguna forma, bastante extraña por cierto, se levanta y comienza el día siguiente. Debe ser que se le entumeció el cerebro de tanto cansancio, o tal vez, de la misma forma que un animal, lo guía el instinto y labora tal y como lo hizo ayer.
Qué mejor retrato que los pies, pies… pies… no son, pero se parecen. Como carne molida los tiene, no… como charqui, exacto como charqui, tan secos y duros que se abre la carne, tal y como allá en el norte, donde alguna vez pasó agua pero ya no, esos talones agrietados amarillos, repulsivos, taladrados y acuchillados, del tipo que esta cansado. Los dedos, no quería llegar a este punto, pero… la historia debe seguir, algunos con uñas y otros sin, algunas oscuras, prefiero no seguir, alguna especie devoradora vive entre sus dedos, o será que no para en todo el día y le da mucho calor.
¡Párate! Acaso no te das cuenta que estas en horas de trabajo, si, pero… me duele, el “si” fue audible, el “me duele” se le tranco en la garganta, más puede el miedo que el dolor ¿no? Medio podrido por fuera y putrefacto por dentro, el odio acumulado ya lo superaba a él, a su dolor no, entonces el trauma avanza, cómo detenerlo.
Es cierto que casos de este tipo han ido disminuyendo muy lentamente (alargue el sonido de la “u” y un poco el de la “y”), estas buenas leyes sociales que tenemos ¿no? Nunca he sido un partidario de la critica social injustificada, menos de estas escuetas “protestas” esbozadas en las paredes, qué mediocridad, de las mediocridades que me entristecen, por qué no hacer la gran revolución, despegar de las paredes la frustración, porque la revolución esta en el pensamiento, en el buen pensamiento, es difícil apagar el fuego con petróleo, por eso recomiendo que se cultive su inteligencia, que despierte el pensamiento, que brote tu opinión y así hacer más complejo para el gusano que espera hambrientamente nuestra muerte el acceso a nuestro cuerpo sin los pies agrietados de tanto dolor.
Tan deteriorado como una esponja luego de mil lavados, se lanzó sobre el catre en busca de soledad y alguna forma de olvidar el agobiante dolor que ese día le regalo. El problema era que todos los días desde hace mucho pasaba esto y la solución es inexistente para él, quizás mientras divaga entre problemas y cansancio no logra pensar en alguna forma del salir del embrollo, pero de alguna forma, bastante extraña por cierto, se levanta y comienza el día siguiente. Debe ser que se le entumeció el cerebro de tanto cansancio, o tal vez, de la misma forma que un animal, lo guía el instinto y labora tal y como lo hizo ayer.
Qué mejor retrato que los pies, pies… pies… no son, pero se parecen. Como carne molida los tiene, no… como charqui, exacto como charqui, tan secos y duros que se abre la carne, tal y como allá en el norte, donde alguna vez pasó agua pero ya no, esos talones agrietados amarillos, repulsivos, taladrados y acuchillados, del tipo que esta cansado. Los dedos, no quería llegar a este punto, pero… la historia debe seguir, algunos con uñas y otros sin, algunas oscuras, prefiero no seguir, alguna especie devoradora vive entre sus dedos, o será que no para en todo el día y le da mucho calor.
¡Párate! Acaso no te das cuenta que estas en horas de trabajo, si, pero… me duele, el “si” fue audible, el “me duele” se le tranco en la garganta, más puede el miedo que el dolor ¿no? Medio podrido por fuera y putrefacto por dentro, el odio acumulado ya lo superaba a él, a su dolor no, entonces el trauma avanza, cómo detenerlo.
Es cierto que casos de este tipo han ido disminuyendo muy lentamente (alargue el sonido de la “u” y un poco el de la “y”), estas buenas leyes sociales que tenemos ¿no? Nunca he sido un partidario de la critica social injustificada, menos de estas escuetas “protestas” esbozadas en las paredes, qué mediocridad, de las mediocridades que me entristecen, por qué no hacer la gran revolución, despegar de las paredes la frustración, porque la revolución esta en el pensamiento, en el buen pensamiento, es difícil apagar el fuego con petróleo, por eso recomiendo que se cultive su inteligencia, que despierte el pensamiento, que brote tu opinión y así hacer más complejo para el gusano que espera hambrientamente nuestra muerte el acceso a nuestro cuerpo sin los pies agrietados de tanto dolor.
18/9/09
Júpiter
.
Un sonido sin raíz invadió mis oídos, era el sonido de la desesperación, junto con tres criaturas de blanco, que usaban unos sombreros negros y caminaban como volando. Me vi solo, eran las tres de la madrugada, estos tres comenzaron a seguirme, tenían una velocidad extraña, yo corría y ellos estaban tras de mi a una determinada distancia , por el cansancio disminuí mi ritmo y ellos seguían a la misma distancia, me dio la impresión de que no querían precisamente capturarme, sino despertar en mi ese instinto humano de buscar la sobrevivencia, pensé en detenerme, pero el instinto estaba activado, pasará lo que pasará, no podría detenerme hasta estar en un lugar seguro.
Mi alma sentía quedarse atrás, el cuerpo solo actuaba, yo trababa de mantener a las dos partes de mi lo más pegadas posible, mis secuestradores seguían inmutables cada paso que daba.
Vi el terreno baldío que se extiende frente a mi casa, me entregué por completo a mis piernas, salté, volé por entre piedras y montones de tierra, ellos seguían atrás, entonces, estuve frente al hogar, abrí la puerta, sin saber que hacía, estaba fuera de conciencia, como si me hubiesen montado sobre un caballo y yo solo mirará su trayectoria, entonces entré. Desperté súbitamente, sudando como nunca lo había hecho, con terror de que la experiencia fuera real, eché un vistazo por entre las cortinas. Lo anterior era nada frente a la masacre que estaba ocurriendo fuera de casa, esta vez los de blanco ya no eran tres sino cincuenta, median más de dos metros, sus oponentes eran seres de negro de las mimas características y traían consigo lanzas azules, la batalla era desgarradora, los de negro perforaban a los blancos con furia, descontroladamente como si fuese el fin del mundo, los blancos reventaban en ríos de sangre, manchaban todo a su alrededor, la tierra comenzó a absorber la sangre derramada y tomo un color rojo tan vivo, daba la impresión de que esta latía. Los blancos indefensos cayeron rápidamente ante los negros.
Atónito, medio muerto, medio vivo, estaba frente a la ventana salpicada de sangre, cuando el ultimo blanco murió, dos de los negros miraron en mi dirección, lograron dar con mis ojos y en cuestión de segundos, con pasos tan largos y terribles, que hacían temblar todo lo que existía, se pararon frente a la ventana y con un solo grito destrozaron los vidrios, luego los muros, pestañee y vi la casa hecha ruinas. Me tomaron preso, vendaron mis ojos.
Frente a la corte, se expusieron mis cargos, estaba allí una gran cantidad de blancos y negros esta vez en paz. El juez era mitad blanco mitad negro, esté dijo con dos voces al mismo tiempo; Nadie nunca había logrado ver a un blanco, ni mucho menos a un negro, sin embargo tú lo has hecho, has provocado la guerra entre nosotros, y serás castigado con la muerte, degollado será tu final, como es tradición de nuestras razas te será concedida una ultima petición. Las vivencias ya me habían dejado sin energía, solo mi mente podía reaccionar frente a la vorágine de sentimientos que destruían mi cerebro, mis ojos debían estar desorbitados, ya que se me hacía imposible definir exactamente la imagen del juez, tembloroso abrí mis labios y dije; deseo tomar un poco de mi felicidad y la derramarla en mis sueños.
El lugar sufrió una metamorfosis, ya no habían más blancos ni negros, sino un sinfín de colores y deformaciones, sin fronteras, las voces eran como pianos y clarinetes, eran como un enorme mosaico descollante, pero la hora llego. Sonaron trompetas, me encaminaron por algo similar a una calle, hasta una extraña maquina, era algo como un ventilador gigante, tenía tantas astas como colores existen, entonces, las astas comenzaron a girar, cada vez más rápido, a cada giro mi cuerpo sentía calambres inhumanos, ya no sé qué sudaba, quizás era sangre. El verdugo lo lanzó en dirección a las astas. Entonces, su cabeza calló dando vueltas en su eje, el impacto produjo un sonido seco tortuoso, luego rodó hasta perderse. Abrió los ojos y se percató de que faltaba en su cielo un planeta, miró hacia el suelo y allí estaba Júpiter rodando cerca del armario.
Un sonido sin raíz invadió mis oídos, era el sonido de la desesperación, junto con tres criaturas de blanco, que usaban unos sombreros negros y caminaban como volando. Me vi solo, eran las tres de la madrugada, estos tres comenzaron a seguirme, tenían una velocidad extraña, yo corría y ellos estaban tras de mi a una determinada distancia , por el cansancio disminuí mi ritmo y ellos seguían a la misma distancia, me dio la impresión de que no querían precisamente capturarme, sino despertar en mi ese instinto humano de buscar la sobrevivencia, pensé en detenerme, pero el instinto estaba activado, pasará lo que pasará, no podría detenerme hasta estar en un lugar seguro.
Mi alma sentía quedarse atrás, el cuerpo solo actuaba, yo trababa de mantener a las dos partes de mi lo más pegadas posible, mis secuestradores seguían inmutables cada paso que daba.
Vi el terreno baldío que se extiende frente a mi casa, me entregué por completo a mis piernas, salté, volé por entre piedras y montones de tierra, ellos seguían atrás, entonces, estuve frente al hogar, abrí la puerta, sin saber que hacía, estaba fuera de conciencia, como si me hubiesen montado sobre un caballo y yo solo mirará su trayectoria, entonces entré. Desperté súbitamente, sudando como nunca lo había hecho, con terror de que la experiencia fuera real, eché un vistazo por entre las cortinas. Lo anterior era nada frente a la masacre que estaba ocurriendo fuera de casa, esta vez los de blanco ya no eran tres sino cincuenta, median más de dos metros, sus oponentes eran seres de negro de las mimas características y traían consigo lanzas azules, la batalla era desgarradora, los de negro perforaban a los blancos con furia, descontroladamente como si fuese el fin del mundo, los blancos reventaban en ríos de sangre, manchaban todo a su alrededor, la tierra comenzó a absorber la sangre derramada y tomo un color rojo tan vivo, daba la impresión de que esta latía. Los blancos indefensos cayeron rápidamente ante los negros.
Atónito, medio muerto, medio vivo, estaba frente a la ventana salpicada de sangre, cuando el ultimo blanco murió, dos de los negros miraron en mi dirección, lograron dar con mis ojos y en cuestión de segundos, con pasos tan largos y terribles, que hacían temblar todo lo que existía, se pararon frente a la ventana y con un solo grito destrozaron los vidrios, luego los muros, pestañee y vi la casa hecha ruinas. Me tomaron preso, vendaron mis ojos.
Frente a la corte, se expusieron mis cargos, estaba allí una gran cantidad de blancos y negros esta vez en paz. El juez era mitad blanco mitad negro, esté dijo con dos voces al mismo tiempo; Nadie nunca había logrado ver a un blanco, ni mucho menos a un negro, sin embargo tú lo has hecho, has provocado la guerra entre nosotros, y serás castigado con la muerte, degollado será tu final, como es tradición de nuestras razas te será concedida una ultima petición. Las vivencias ya me habían dejado sin energía, solo mi mente podía reaccionar frente a la vorágine de sentimientos que destruían mi cerebro, mis ojos debían estar desorbitados, ya que se me hacía imposible definir exactamente la imagen del juez, tembloroso abrí mis labios y dije; deseo tomar un poco de mi felicidad y la derramarla en mis sueños.
El lugar sufrió una metamorfosis, ya no habían más blancos ni negros, sino un sinfín de colores y deformaciones, sin fronteras, las voces eran como pianos y clarinetes, eran como un enorme mosaico descollante, pero la hora llego. Sonaron trompetas, me encaminaron por algo similar a una calle, hasta una extraña maquina, era algo como un ventilador gigante, tenía tantas astas como colores existen, entonces, las astas comenzaron a girar, cada vez más rápido, a cada giro mi cuerpo sentía calambres inhumanos, ya no sé qué sudaba, quizás era sangre. El verdugo lo lanzó en dirección a las astas. Entonces, su cabeza calló dando vueltas en su eje, el impacto produjo un sonido seco tortuoso, luego rodó hasta perderse. Abrió los ojos y se percató de que faltaba en su cielo un planeta, miró hacia el suelo y allí estaba Júpiter rodando cerca del armario.
14/9/09
Febo
.
De lo lógico a la locura resta nada más que un segundo.
Entonces ella le dijo que sería tal vez una buena opción visitar a uno de estos adivinos, sin el pensamiento, sin esa prodigiosa capacidad de comprende la situación, tomó lo que sería una de las decisiones más calamitosas de su existir, si es que ese termino puede acuñarse en esta situación. Sinceramente nunca creyó en lo anormal, en esas cosas que no se pueden explicar, obviamente es mejor inventar una leyenda ha indagar en lo real, pero él no podía con la incertidumbre de lo diario, se atormentaba acerca de su futuro, singular expresión humana ¿no?, torturas no hacen falta en cuanto alguien comienza ha pensar en su futuro, tan peligroso es este concepto, tan extrañas son las consecuencias de “futuro”, así como le sucedió a Febo.
Entonces lo visitó. Cuando penetro el umbral se sintió como desdoblado, levitante, incorpóreo, el vaporoso lugar lo transporto a aquellos tan inaccesibles montes en donde la meditación cobra substancia, incluso sintió su alma indigna de sobre volar el lugar, el precio de la sesión había sido cancelado con antelación, un precio que una persona normal no pagaría por una hora de conversación, pero ese no es el caso de Febo.
Entonces su mirada fue atrapada por el augur, que irreconocible sentimiento lo atestó, tenía unas ganas de salir corriendo, de hecho parte de el salió. Se vio sentado frente al espectral ser, con sus manos sobre una superficie de piedra, lapislázuli, que azul más hermoso, que piedra más poderosa, comenzó entonces, sin decir ninguna palabra a ser parte del rito, el adivino lanzó palabras sin sentido, Febo no puso real interés en ellas, solo pocos minutos antes de terminar con la ceremonia, escucho decir, tú no morirás.
Febo fue castigado por el futuro, su condena fue la vida eterna, una constante tortura e incertidumbre, mil años, millones de siglos, ¿que más da?
Nota del autor: una cosa súper extraña de la vida, quizás lo entiendas si lo lees lento, como si estuvieras contando una historia propia, como teatralmente.
De lo lógico a la locura resta nada más que un segundo.
Entonces ella le dijo que sería tal vez una buena opción visitar a uno de estos adivinos, sin el pensamiento, sin esa prodigiosa capacidad de comprende la situación, tomó lo que sería una de las decisiones más calamitosas de su existir, si es que ese termino puede acuñarse en esta situación. Sinceramente nunca creyó en lo anormal, en esas cosas que no se pueden explicar, obviamente es mejor inventar una leyenda ha indagar en lo real, pero él no podía con la incertidumbre de lo diario, se atormentaba acerca de su futuro, singular expresión humana ¿no?, torturas no hacen falta en cuanto alguien comienza ha pensar en su futuro, tan peligroso es este concepto, tan extrañas son las consecuencias de “futuro”, así como le sucedió a Febo.
Entonces lo visitó. Cuando penetro el umbral se sintió como desdoblado, levitante, incorpóreo, el vaporoso lugar lo transporto a aquellos tan inaccesibles montes en donde la meditación cobra substancia, incluso sintió su alma indigna de sobre volar el lugar, el precio de la sesión había sido cancelado con antelación, un precio que una persona normal no pagaría por una hora de conversación, pero ese no es el caso de Febo.
Entonces su mirada fue atrapada por el augur, que irreconocible sentimiento lo atestó, tenía unas ganas de salir corriendo, de hecho parte de el salió. Se vio sentado frente al espectral ser, con sus manos sobre una superficie de piedra, lapislázuli, que azul más hermoso, que piedra más poderosa, comenzó entonces, sin decir ninguna palabra a ser parte del rito, el adivino lanzó palabras sin sentido, Febo no puso real interés en ellas, solo pocos minutos antes de terminar con la ceremonia, escucho decir, tú no morirás.
Febo fue castigado por el futuro, su condena fue la vida eterna, una constante tortura e incertidumbre, mil años, millones de siglos, ¿que más da?
Nota del autor: una cosa súper extraña de la vida, quizás lo entiendas si lo lees lento, como si estuvieras contando una historia propia, como teatralmente.
2/9/09
Acércate
.
Es un delirio tormentoso pensar en tu distancia, pensar en tu ausencia, sentir tu existencia, pero no ser los suficientemente fuerte como para hallarte, sé que estás en mi derredor, siento tu olor, me atraen tus pensamientos, se que me contemplas, me disfrutas, me susurras, ¡me destierras de tu vida solo por placer!, ¡acércate!, te necesito ahora, justo ahora, no juegues con mi alma, no revolotees, ven ¡bebe mi néctar!, con tal furia intensa te necesito que constantemente mi espíritu rompe mi pecho, para salir en tu búsqueda, pero siempre vuelve con las manos vacías, cómo eres capas de camuflar tu existencia. Sé con certeza absoluta que lejos no estas, un sabueso rastreador es mi mejor análogo, es que no puedo detenerme, junto con tu aroma, llamas incandescentes se apoderaron de mis ojos y solo sigo tu sombra, en ocasiones miró al sol, tal vez me de una pista, no olvido que en sus llamas esta el destino.
(También albergo un corazón en mi caja toraxica)
Es un delirio tormentoso pensar en tu distancia, pensar en tu ausencia, sentir tu existencia, pero no ser los suficientemente fuerte como para hallarte, sé que estás en mi derredor, siento tu olor, me atraen tus pensamientos, se que me contemplas, me disfrutas, me susurras, ¡me destierras de tu vida solo por placer!, ¡acércate!, te necesito ahora, justo ahora, no juegues con mi alma, no revolotees, ven ¡bebe mi néctar!, con tal furia intensa te necesito que constantemente mi espíritu rompe mi pecho, para salir en tu búsqueda, pero siempre vuelve con las manos vacías, cómo eres capas de camuflar tu existencia. Sé con certeza absoluta que lejos no estas, un sabueso rastreador es mi mejor análogo, es que no puedo detenerme, junto con tu aroma, llamas incandescentes se apoderaron de mis ojos y solo sigo tu sombra, en ocasiones miró al sol, tal vez me de una pista, no olvido que en sus llamas esta el destino.
(También albergo un corazón en mi caja toraxica)
SOL
.
Creo que el sol solo estiró un brazo para darme apoyo mientras miraba el insignificante conjunto de casas que aquel valle albergaba, mis ojos impactados ante el magnifico movimiento del viento entre las rendijas que conformaban el impactante paisaje, comenzaron a llorar, nunca antes había estado en un sitio en donde la paz fuese mas física y tangible, podía estirar mis manos y sentir como este comúnmente abstracto sentimiento se abría paso por cada dedo tardaba segundos en terminar su recorrido por mi mano, pero eso no era problema, ya que, era tan abundante esa sustancia que hasta mis pulmones se impregnaron de ella, sentí que el silencio era el más fiel compañero de la paz y dependían uno del otro mientras deambulaban fuera del cuerpo humano, una ves dentro el silencio tomaba otro camino y la paz encontraba un nuevo hogar, eso me ocurrió aquella tarde, miré hacia atrás pero no encontré lo que buscaba y aún no lo encuentro.
La obscuridad se hizo presente, y a cada momento aumentaba su predominio, la arcaica lucha entre estas dos fuerzas nunca había tenido un mejor coliseo, que el de aquella tarde, aun que la lógica nos diría que al llegar la noche las tinieblas triunfarían, no fue así, prefiero pensar que el sol, se percato de mi soledad y comentó a la luna lo que sucedía, el universo se detuvo por completo, hablamos durante largas horas con el calido amigo, me comento que el también sentía soledad, ser el centro del universo no necesaria mente te da privilegios, estaba tan ocupado dando calor a la galaxia que olvidó detenerse un segundo para pensar en él, al tocarme esa tarde recordó que el también tenia vida, y decidió venir en mi auxilio, me contó algunos secretos del universo y tuve el privilegio de oír como canta la luz, estaba atrasado en su labor, comentó que esa conversación no la olvidaría jamás ya que hace mucho que no charlaba con un humano yo di las gracias por su cariño y se marcho.
Cuando ya la luna tomo su lugar, yo aun seguía pensando en las palabras del sol, ella solo se limito a mirarme, no entendía porque el centro del universo detuvo todo por mi y la entiendo, ni yo se porque, pero eso no me incumbe solo me alegra, esa noche fue un poco mas larga, tenían que compensar el tiempo.
Creo que el sol solo estiró un brazo para darme apoyo mientras miraba el insignificante conjunto de casas que aquel valle albergaba, mis ojos impactados ante el magnifico movimiento del viento entre las rendijas que conformaban el impactante paisaje, comenzaron a llorar, nunca antes había estado en un sitio en donde la paz fuese mas física y tangible, podía estirar mis manos y sentir como este comúnmente abstracto sentimiento se abría paso por cada dedo tardaba segundos en terminar su recorrido por mi mano, pero eso no era problema, ya que, era tan abundante esa sustancia que hasta mis pulmones se impregnaron de ella, sentí que el silencio era el más fiel compañero de la paz y dependían uno del otro mientras deambulaban fuera del cuerpo humano, una ves dentro el silencio tomaba otro camino y la paz encontraba un nuevo hogar, eso me ocurrió aquella tarde, miré hacia atrás pero no encontré lo que buscaba y aún no lo encuentro.
La obscuridad se hizo presente, y a cada momento aumentaba su predominio, la arcaica lucha entre estas dos fuerzas nunca había tenido un mejor coliseo, que el de aquella tarde, aun que la lógica nos diría que al llegar la noche las tinieblas triunfarían, no fue así, prefiero pensar que el sol, se percato de mi soledad y comentó a la luna lo que sucedía, el universo se detuvo por completo, hablamos durante largas horas con el calido amigo, me comento que el también sentía soledad, ser el centro del universo no necesaria mente te da privilegios, estaba tan ocupado dando calor a la galaxia que olvidó detenerse un segundo para pensar en él, al tocarme esa tarde recordó que el también tenia vida, y decidió venir en mi auxilio, me contó algunos secretos del universo y tuve el privilegio de oír como canta la luz, estaba atrasado en su labor, comentó que esa conversación no la olvidaría jamás ya que hace mucho que no charlaba con un humano yo di las gracias por su cariño y se marcho.
Cuando ya la luna tomo su lugar, yo aun seguía pensando en las palabras del sol, ella solo se limito a mirarme, no entendía porque el centro del universo detuvo todo por mi y la entiendo, ni yo se porque, pero eso no me incumbe solo me alegra, esa noche fue un poco mas larga, tenían que compensar el tiempo.
El gusano de mi sufrimiento
.
Sentía la lúgubre voz emanar desde las húmedas entrañas del subsuelo, tratando de salvarme del letargo al cual me enfrentaba. No había consuelo suficiente para mi ser, aún no comprendía como era posible que siguiese vivo, lo ultimo que recordaba era caminar por la acera dando esos paceos nocturnos que tanto necesitaba. Mi cuerpo estaba entumecido, yacía boca arriba o talvez boca abajó, realmente no lo sabía, pero de algo estaba seguro, las próximas horas serían un suplicio. No tenía enemigos, no que yo supiese, pero hoy es común tenerlos sin siquiera imaginarlo, lamentablemente pensar en eso no disminuía el impacto que la situación me provocaba, la falta de visión fue recompensada con la amplificación de mi oír, eso fue lo peor que pudiese haberme sucedido, comencé a oír el lento avanzar de miles de gusanos que venían por su presa, estos inapreciables seres transmitían su ansía de mí; a través de la tierra, las piedras, las raíces. Entonces, como nunca, deseé la muerte, deseé que algún meteorito perforara la atmósfera y diera justo sobre mí. No se detenían, parecía que ellos al enterarse de mi desesperación, disminuyeran el pasó para así disfrutar más mi dolor, tardé talvez una hora o un día, en sentir los primeros devoradores sobre mí, al poco tiempo ya estaba rodeado. Fueron cuidadosos en cuanto se toparon con mi piel, luego al adentrarse en mi cuerpo, comenzó el delirio, no se detenían, eran malditos, inquietos, perforadoras sin control, como una bandada rumbo al sur, estos parásitos se encaminaron hasta mi corazón, gracias a Dios.
Sentía la lúgubre voz emanar desde las húmedas entrañas del subsuelo, tratando de salvarme del letargo al cual me enfrentaba. No había consuelo suficiente para mi ser, aún no comprendía como era posible que siguiese vivo, lo ultimo que recordaba era caminar por la acera dando esos paceos nocturnos que tanto necesitaba. Mi cuerpo estaba entumecido, yacía boca arriba o talvez boca abajó, realmente no lo sabía, pero de algo estaba seguro, las próximas horas serían un suplicio. No tenía enemigos, no que yo supiese, pero hoy es común tenerlos sin siquiera imaginarlo, lamentablemente pensar en eso no disminuía el impacto que la situación me provocaba, la falta de visión fue recompensada con la amplificación de mi oír, eso fue lo peor que pudiese haberme sucedido, comencé a oír el lento avanzar de miles de gusanos que venían por su presa, estos inapreciables seres transmitían su ansía de mí; a través de la tierra, las piedras, las raíces. Entonces, como nunca, deseé la muerte, deseé que algún meteorito perforara la atmósfera y diera justo sobre mí. No se detenían, parecía que ellos al enterarse de mi desesperación, disminuyeran el pasó para así disfrutar más mi dolor, tardé talvez una hora o un día, en sentir los primeros devoradores sobre mí, al poco tiempo ya estaba rodeado. Fueron cuidadosos en cuanto se toparon con mi piel, luego al adentrarse en mi cuerpo, comenzó el delirio, no se detenían, eran malditos, inquietos, perforadoras sin control, como una bandada rumbo al sur, estos parásitos se encaminaron hasta mi corazón, gracias a Dios.
16/8/09
El sentir de una tormenta
.
Segundos antes de que comenzara la tormenta, un viento desgarrador se apoderó de las calles desoladas, los árboles se balanceaban como si en cualquier momento fuesen a ser amputados, las aves planeaban despavoridas, surcaban los cielos sin encontrar la brisa correcta que las llevara a su nido. En cuanto a mí, ya podía sentir ese aroma a tierra húmeda, ya casi podía sentir las gotas impactando contra la superficie, un terrible sentimiento de inseguridad mortificó mi alma, no hacía falta un trueno para transformar esto en una escena de terror. El cielo que tan maligno se vistió aquella tarde, dio tregua a un racimo de nubes blancas, tan puras, tan suaves, tan pulcras. Se movían a una velocidad impresionante, nunca había visto un par de nubes apartarse de su rebaño, se me aproximaron, en cuestión de segundos se posaron sobre mí. Comenzaron decender, poco a poco fui perdiendo el alcance de mis vista, poco a poco sentí que estaba en un lugar inexistente, comencé a impregnarme de esta atmósfera, mi piel comenzó a evaporarse, todo a mi alrededor eran blanco, no podía distinguir otra cosa que no fuese la pureza que me rodeaba. Lentamente comencé a elevarme, ya no podía distinguir mis extremidades, poco después, era parte de esta aglomeración de agua rebelde.
Una tristeza vibrante embargó mi espíritu, sentí lo que siente una tormenta, sentí un poder y un peso descomunal, la angustia era tal, que poco tardé en caer en un trance anestésico. Que maravilla, ni aun mil drogas podrían haberme llevado a ese estado alucinante, de pronto, como si ya fuese imposible sostenerse de las estrellas, miles cayeron, cuando la primera gota tocó tierra, un éxtasis se apoderó de la gran masa flotante, sentí algo que con palabras humanas sería imposible de representar. Disfruté de esta experiencia como de ninguna antes o después lo haría, de pronto sentí que una energía enorme se acumulaba en mí, vibraba infinitamente, descontrolada, esta energía comenzó a brillar, de pronto así como una estampida, toda esta energía se acumuló en mí y me lanzó, me desterró de esos incorpóreos parajes, con una velocidad casi desintegradora, el eléctrico carruaje impactó mi jardín, una onda alumínica se arraigó en el lugar, parecía el jardín del edén, tan limpio, tan celestial. Allí estaba yo, nuevamente de carne y hueso, desnudo, luminoso, poderoso, empapado, las gotas de tormenta exploraban mi cuerpo, en tanto yo reconocía nuevamente mi torso, mis brazos, mis manos. Fui el único trueno de aquella tormenta.
Segundos antes de que comenzara la tormenta, un viento desgarrador se apoderó de las calles desoladas, los árboles se balanceaban como si en cualquier momento fuesen a ser amputados, las aves planeaban despavoridas, surcaban los cielos sin encontrar la brisa correcta que las llevara a su nido. En cuanto a mí, ya podía sentir ese aroma a tierra húmeda, ya casi podía sentir las gotas impactando contra la superficie, un terrible sentimiento de inseguridad mortificó mi alma, no hacía falta un trueno para transformar esto en una escena de terror. El cielo que tan maligno se vistió aquella tarde, dio tregua a un racimo de nubes blancas, tan puras, tan suaves, tan pulcras. Se movían a una velocidad impresionante, nunca había visto un par de nubes apartarse de su rebaño, se me aproximaron, en cuestión de segundos se posaron sobre mí. Comenzaron decender, poco a poco fui perdiendo el alcance de mis vista, poco a poco sentí que estaba en un lugar inexistente, comencé a impregnarme de esta atmósfera, mi piel comenzó a evaporarse, todo a mi alrededor eran blanco, no podía distinguir otra cosa que no fuese la pureza que me rodeaba. Lentamente comencé a elevarme, ya no podía distinguir mis extremidades, poco después, era parte de esta aglomeración de agua rebelde.
Una tristeza vibrante embargó mi espíritu, sentí lo que siente una tormenta, sentí un poder y un peso descomunal, la angustia era tal, que poco tardé en caer en un trance anestésico. Que maravilla, ni aun mil drogas podrían haberme llevado a ese estado alucinante, de pronto, como si ya fuese imposible sostenerse de las estrellas, miles cayeron, cuando la primera gota tocó tierra, un éxtasis se apoderó de la gran masa flotante, sentí algo que con palabras humanas sería imposible de representar. Disfruté de esta experiencia como de ninguna antes o después lo haría, de pronto sentí que una energía enorme se acumulaba en mí, vibraba infinitamente, descontrolada, esta energía comenzó a brillar, de pronto así como una estampida, toda esta energía se acumuló en mí y me lanzó, me desterró de esos incorpóreos parajes, con una velocidad casi desintegradora, el eléctrico carruaje impactó mi jardín, una onda alumínica se arraigó en el lugar, parecía el jardín del edén, tan limpio, tan celestial. Allí estaba yo, nuevamente de carne y hueso, desnudo, luminoso, poderoso, empapado, las gotas de tormenta exploraban mi cuerpo, en tanto yo reconocía nuevamente mi torso, mis brazos, mis manos. Fui el único trueno de aquella tormenta.
9/8/09
Cardiomegalia
.
Trémulo se tornó mi vivir a partir del accidente del que fui víctima. Guardaba muy cerca de mi corazón, un pañuelo muy antiguo, contenía un sentimiento, algo como una sonrisa, pero no alcanzaba la categoría de felicidad, lo suficientemente neutro como para poder mantenerme estable, sin caer al abismo de la adversidad, y sin deleitarme en los placeres de la dicha. Hacía una tarde hermosa, el sonido que emanaba de la agitación de las hojas ya predecían el fatal destino del que sería víctima, fui sordo a sus advertencias. De un momento a otro, se abalanzó sobre mí, sin escatimar en su violencia, un desenfrenado engendro de cuatro ruedas, que misterioso se torna lo demás, sin conciencia, pecaría si dijese algo sobre lo que sucedió. Compacto, estaba mi cuerpo, ileso dijeron los doctores, un milagro los espectadores. Pero no era del todo cierto, faltaba una pieza. Durante el alboroto, había perdido, mi pañuelo, ese que me equilibraba, noté su ausencia en cuanto recobre la conciencia. Mis esfuerzos por recuperarlo fueron en vano, comencé a temer por mi destino, mi estabilidad estaba en manos del azar, talvez sería feliz, talvez sería desgraciado, eso sería parte del futuro, solo sé que mi corazón comenzó a sobre cargarse, la tensión fue demasiada, respiraba como si el aire fuese escaso, como si mis pulmones fueran disminuyendo. Mi corazón comenzó a crecer. Cada día era más grande, cada día tenía que suplir la ausencia del antiguo sentimiento envuelto en un pañuelo, ganó terreno, poco le importó quitar espacio a los demás órganos, poco tarde en estar en esta situación, postrado, no puedo comer lo necesario, no puedo respirar libremente, como lo hacía antes, mi corazón esta fuera de control, esta expandiéndose, me esta destruyendo. Ya es demasiado tarde para mí, el tiempo se agotó, hoy muero, mi corazón ganó.
Trémulo se tornó mi vivir a partir del accidente del que fui víctima. Guardaba muy cerca de mi corazón, un pañuelo muy antiguo, contenía un sentimiento, algo como una sonrisa, pero no alcanzaba la categoría de felicidad, lo suficientemente neutro como para poder mantenerme estable, sin caer al abismo de la adversidad, y sin deleitarme en los placeres de la dicha. Hacía una tarde hermosa, el sonido que emanaba de la agitación de las hojas ya predecían el fatal destino del que sería víctima, fui sordo a sus advertencias. De un momento a otro, se abalanzó sobre mí, sin escatimar en su violencia, un desenfrenado engendro de cuatro ruedas, que misterioso se torna lo demás, sin conciencia, pecaría si dijese algo sobre lo que sucedió. Compacto, estaba mi cuerpo, ileso dijeron los doctores, un milagro los espectadores. Pero no era del todo cierto, faltaba una pieza. Durante el alboroto, había perdido, mi pañuelo, ese que me equilibraba, noté su ausencia en cuanto recobre la conciencia. Mis esfuerzos por recuperarlo fueron en vano, comencé a temer por mi destino, mi estabilidad estaba en manos del azar, talvez sería feliz, talvez sería desgraciado, eso sería parte del futuro, solo sé que mi corazón comenzó a sobre cargarse, la tensión fue demasiada, respiraba como si el aire fuese escaso, como si mis pulmones fueran disminuyendo. Mi corazón comenzó a crecer. Cada día era más grande, cada día tenía que suplir la ausencia del antiguo sentimiento envuelto en un pañuelo, ganó terreno, poco le importó quitar espacio a los demás órganos, poco tarde en estar en esta situación, postrado, no puedo comer lo necesario, no puedo respirar libremente, como lo hacía antes, mi corazón esta fuera de control, esta expandiéndose, me esta destruyendo. Ya es demasiado tarde para mí, el tiempo se agotó, hoy muero, mi corazón ganó.
3/8/09
Protesto!
.
Lamentable resulta pensar sobre atentado intelectual al que somos expuestos día a día, del que probablemente tenemos en gran parte culpa, ya que somos incapaces de detectar estos devoradores de intelecto. Tiempo atrás comencé ha observar más detenidamente mi ambiente, recordé mi pasado y sentí una gran tristeza, me percate de la caja de zapatos en la que fui adiestrado, no sabía nada y la vez sabía lo que necesitaban que supiese, podría decir “desperté” de un letargo somnífero, digamos que fui inyectado para ser quien querían que fuese, pero desarrollé algún anticuerpo que rompió la maldición. Vago se torna el término “educación” cuando me refiero a mi niñez, es aquí donde la inocencia es aprovechada al máximo, pero no precisamente por un buen guía, me parece que este ser es incorpóreo, si no lo es, se oculta de una forma magnífica. Mi protesta es fundamentada en un sentimiento que bordea el asesinato, me preocupa profundamente que hoy halla gente que es embobada para deteriorar su capacidad del pensamiento, esperó estas cadenas sean cada vez más débiles, talvez así seremos libres.
Lamentable resulta pensar sobre atentado intelectual al que somos expuestos día a día, del que probablemente tenemos en gran parte culpa, ya que somos incapaces de detectar estos devoradores de intelecto. Tiempo atrás comencé ha observar más detenidamente mi ambiente, recordé mi pasado y sentí una gran tristeza, me percate de la caja de zapatos en la que fui adiestrado, no sabía nada y la vez sabía lo que necesitaban que supiese, podría decir “desperté” de un letargo somnífero, digamos que fui inyectado para ser quien querían que fuese, pero desarrollé algún anticuerpo que rompió la maldición. Vago se torna el término “educación” cuando me refiero a mi niñez, es aquí donde la inocencia es aprovechada al máximo, pero no precisamente por un buen guía, me parece que este ser es incorpóreo, si no lo es, se oculta de una forma magnífica. Mi protesta es fundamentada en un sentimiento que bordea el asesinato, me preocupa profundamente que hoy halla gente que es embobada para deteriorar su capacidad del pensamiento, esperó estas cadenas sean cada vez más débiles, talvez así seremos libres.
27/7/09
Riden B.
.
Es probable que se torne demasiado ficticio, pero así fue como sucedió. Riden B. un obsesionado doctor herbario, había confeccionado secretamente un invernadero, muy apartado de la cuidad y de muy difícil acceso. Desde hace mucho tenia un rencor contra la humanidad, le era complejo entender como sus pares podían destruir tan cruelmente algo que el amaba con demasía, por esta razón se refugio en su amor, el lugar era impactante, parecía de otra época, en donde arbustos, árboles y flores, de los más variados colores se enseñoreaban, el sitio era un caos, un desorden incomprensible, tal y como lo era la naturaleza, Riden B. era incapaz de mutilar cualquiera de sus plantas, por esta razón no pudo llevar un orden, a simple vista parecía un cobertizo abandonado. Las especies que habitaban en aquel lugar, eran la devoción de Riden B. todas tenían un lugar especial en su alma, solía sentarse largas horas, en una plataforma elevada para admirar su imperio. El silencio era interrumpido solo por algunas brisas que se escurrían através de algún ventanal mal cerrado, una tarde Riden B. sintió el sonido de un galope, no era extraño que algún jinete atravesara esos parajes, sobre todo un día tan radiante como aquel, lamentablemente el sonido se intensifico, Riden B. en ese mismo instante sufrió un terror escalofriante, no sabía que debía hacer, nunca se había enfrentado a esa situación. El jinete era más bien joven, solo jugaba con el caballo de su abuelo, al ver este cobertizo en su más innata curiosidad se acerco para explorar, en cuanto vio la estructura le pareció magnífica y abandonada, se deslizo por un ventanal y miro estupefacto el despliegue casi selvático del medio al cual se había integrado, no tardo un segundo en decidir llevar una de esas pomposas flores a casa de sus abuelos, la arranco de raíz. El alma de Riden B. fue abatida, sintió cada extremidad ser arrancada, vio al jinete salir, fue en ese instante cuando comenzó el suplicio. El caballo estaba pastando, razón por la cual su pasajero decidió postergar la partida. Riden B. se acercó lenta y silenciosamente, de la misma forma en que una flor despierta, cuando tubo en frente a su victima, bacilo en como debía vengar a su predilecta. El jinete turbado ante la imagen de un humano tan verdoso, se levanto y dejo caer su obsequio, cuando la planta calló, el musgoso ser que lo enfrentaba soltó un grito de dolor, como si fuese parte de ella. Fue entonces cuando el joven supo que el seria ganador, sintió que un poder recorría sus venas, que una parte de dios le había sido concebida, entonces surgió una perversa idea de su mente, dijo con voz demoníaca “mueres tú o muere la planta”, fue su condena, Riden B. Tomo entonces las podadoras que nunca utilizo y ensarto sus puntas justo en su garganta, se desangro, un verde liquido viscoso emanaba de su ser, su jungla absorbió hasta la ultima gota de sangre, ese fue el fin del herbario Riden B.

24/7/09
Briden
.
Se tornaba doloroso ver la tiesa figura de Briden, de manera espeluznante tomaba su copa y la alzaba en dirección a los rastros de humo que escupían las llamas que rodeaban su cuarto, la temperatura aumentaba, el fuego era lento, así como si estuvieran en contra de su naturaleza devastadora, el escenario era estremecedor. La silla era de madera y oro, sumamente reconfortante, la mesa sin ningún relieve que la distinguiera, se emplaza frente a el y su copa, copa que tenía un vino casi sangriento, casi maldito, cada vez que el humo hacia torbellinos a su alrededor este demoniaco licor absorbía las negras nubes. Briden en el ápice máximo de su placer, disfrutaba el nirvana al que se expuso, sabía sin dudas que moriría, pero que más da, la muerte llegaría fuerte, sin piedad, su condena era perpetua e insoslayable, la debilidad inherente al humano se había aferrado despiadadamente de aquel montículo de maltrechos huesos. La vida fluyente en su ser, sentía la tristeza de no ser cómplice de Briden. Las llamas brotaban imparables, cronometradas para aumentar paulatinamente, para así alargar la velada. Aquel ensalzado trono en el cual se desvanecía había sido hurtado por su mano silenciosa y sombría, la muerte envuelve más misterios de los que pensó esto le daba un cierto aire fantasmal, el eclipsado sitio contenía los objetos que le conmemoraban su vida, la mesa escueta, era símbolo de su vana existencia, de su inconveniente nacimiento, la silla era magnifica, hermosa aun sublime, todo lo que no logro alcanzar eso era su silla. Alzaba su copa al mortífero humo que lo rodeaba, agitándola, para así dejar caer algunas gotas sobre la superficie de la mesa, corroer la superficie era su intención, ver la ebullición que provocaba el contacto del líquido. La copa contenía un acido nocivo muy volátil, ese era el trago favorito de la muerte, cómo podría dejar de servirlo a su invitado. Sus ojos jugaban al son del ardor incandescente de las llamas, en busca de un placer mayor de una sensación sobre humana, siempre supo que la muerte era parte de su existencia pero nunca imagino que llegaría ha añorarla con tal desenfreno, de ese modo paso el tiempo y Briden recorrió los pasillos de cada rincón de su mente incluso esos inexplorados donde suele habitar la felicidad, continuo disfrutando el festín que había preparado para la Muerte cuando su emoción sobre cogió su corazón expiro. En ese momento la Muerte se hizo presente, quedo impactada ante tal recibimiento, nunca jamás, se había sentido más amada que en esa oportunidad.

20/7/09
Horror & Poder
.

Llevo casi una eternidad en este lugar, casi muero sin tener algo grandioso que contar, sin embargo fue aquí donde aprendí a volar. “Una enfermedad no hay otra explicación” solían decir mientras observaban mi comportamiento al caminar, no puedo evitarlo, me es aterrador poner un pie sobre la separación del asfalto.. Decidieron, entonces desterrarme a un sanatorio, mis más apocalípticos sueños desembarcaron en mí, en cuanto me percate de que las cerámicas no contenían un pie, ¡Eran demasiado pequeñas!, con fuerza sobre humana me desligué de mis centinelas, un sedante y ,supongo, una camilla me llevaron a mi nuevo lecho, en cuanto desperté mis ojos se clavaron al piso, allí estaban esas minúsculas teselaciones, no quería imaginar el momento en que vinieran por mi y me extirparan de la camilla, mientras meditaba en esto, dos hombres se apoderaron de mí, luche pero no pude omitir a los gladiadores de blanco, salte sin dirección, sin razonar, cuando me vi lentamente en dirección al suelo, creí moriría, sentí el alma azotarse contra el cuerpo, querer escapar pero no poder, cuando el impacto era inminente una energía proveniente de mis horrores me suspendió en el aire, los hombres impactados ante tal evento quedaron como inertes, como si sus baterías hubiesen sido desconectadas, flote, mi pavor me hizo despegar, hoy puedo decir con propiedad que soy el único humano que viaja entre brisas celestiales.

Llevo casi una eternidad en este lugar, casi muero sin tener algo grandioso que contar, sin embargo fue aquí donde aprendí a volar. “Una enfermedad no hay otra explicación” solían decir mientras observaban mi comportamiento al caminar, no puedo evitarlo, me es aterrador poner un pie sobre la separación del asfalto.. Decidieron, entonces desterrarme a un sanatorio, mis más apocalípticos sueños desembarcaron en mí, en cuanto me percate de que las cerámicas no contenían un pie, ¡Eran demasiado pequeñas!, con fuerza sobre humana me desligué de mis centinelas, un sedante y ,supongo, una camilla me llevaron a mi nuevo lecho, en cuanto desperté mis ojos se clavaron al piso, allí estaban esas minúsculas teselaciones, no quería imaginar el momento en que vinieran por mi y me extirparan de la camilla, mientras meditaba en esto, dos hombres se apoderaron de mí, luche pero no pude omitir a los gladiadores de blanco, salte sin dirección, sin razonar, cuando me vi lentamente en dirección al suelo, creí moriría, sentí el alma azotarse contra el cuerpo, querer escapar pero no poder, cuando el impacto era inminente una energía proveniente de mis horrores me suspendió en el aire, los hombres impactados ante tal evento quedaron como inertes, como si sus baterías hubiesen sido desconectadas, flote, mi pavor me hizo despegar, hoy puedo decir con propiedad que soy el único humano que viaja entre brisas celestiales.
14/7/09
Chica de Azúl
[Karina Aguirre- Fotografiada]

Esa fría mañana el sol no apareció nadie se explicaba el porque de la ausencia de nuestro mas calido compañero, la oscuridad era completa. Karina una mujer de apenas veintidós años despertó estirando su cuerpo reconfortantemente, noto las penumbras pero no presto mayor atención, de su espalda comenzaron a brotar lenta y dolorosamente un par de alas azules tan grandes e imponentes que su belleza fue multiplicada... Ese día comenzó a volar, aún hoy se ven algunos destellos azules cada vez que cruza los cielos de santiago.

Esa fría mañana el sol no apareció nadie se explicaba el porque de la ausencia de nuestro mas calido compañero, la oscuridad era completa. Karina una mujer de apenas veintidós años despertó estirando su cuerpo reconfortantemente, noto las penumbras pero no presto mayor atención, de su espalda comenzaron a brotar lenta y dolorosamente un par de alas azules tan grandes e imponentes que su belleza fue multiplicada... Ese día comenzó a volar, aún hoy se ven algunos destellos azules cada vez que cruza los cielos de santiago.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)